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Claves para un fotógrafo de cooperación

Fotografiar causas sociales puede suponer una atractiva actividad por su carácter humano y contacto con algunas de las realidades más sensibles. Sin embargo, las delicada situación de las personas en situación de vulnerabilidad debe de alertarnos sobre nuestra conducta a la hora de informar en estos escenarios.

Es comprensible que haya un debate abierto sobre la necesidad de informar a toda costa de las carencias e injusticias en el ámbito de los derechos humanos. Sin embargo, pienso que hay líneas que no debemos de rebasar en cuanto a que la dignidad y el respeto de la persona quedan por delante de la fotografía

No todo el mundo quiere ser retratado

Podemos percibir en la persona que queremos fotografiar como no quiere ser retratada: la mano sobre su cara, un gesto compungido o una mirada al suelo son en ocasiones signos evidentes de ello. La dignidad de la persona está por encima de la imagen que registramos y la comunicación no verbal nos está dando la mayor parte de información sobre si esa persona está dispuesta o no a ser fotografiada.

La percepción de la realidad desde distintas perspectivas

Cada fotógrafo tiene una peculiar forma de captar las instantáneas. La misma situación puede ser registrada de maneras distintas y entendida de formas diferentes por el espectador. Interpretamos la realidad a través de nuestros sentidos –a través de las imágenes en este caso–, por tanto ningún fotógrafo en cierta manera estaría tergiversándola registrándola de una determinada manera u otra. Sin embargo, hay determinados planos que pueden alejarnos de una realidad más próxima, entre los cuales destacaría dos tipos de escorzos: el picado y el contrapicado.

El picado en el retrato supone levantar la cámara sobre nuestro protagonista. Sería algo así como acercarnos a un joven, y aventajándole en altura dispararle la fotografía desde cerca. De esta manera proyectamos situación de vulnerabilidad en la persona, posicionándolo en una situación inferior. De alguna manera, genera la idea a quien visualiza la imagen sobre dos esferas: la acomodada y la adversa, alejando la empatía entre espectador y fotografiado. Una cualidad que no debemos de perder para conectar las realidades de quien visiona y es registrado.

El contrapicado podría reflejar lo contrario. Suele ser un recurso muy usado en fotoperiodismo. Un político con aparente ego puede estar reforzado con un retrato hecho desde debajo, barbilla arriba y cruzando los brazos. Poniendo la cámara en el suelo de cara a un grupo de jóvenes puede proyectar desafío. Sin duda refuerza la personalidad del sujeto frente al contexto.

Niña picado con joven contrapicado 628
Izquierda: Un plano picado de una niña Derecha: Un joven mira a cámara en plano contra picado

Las reglas básicas de la fotografía como la regla de mirada, los tres cuartos, así como los distintos planos que podamos utilizar están para ser alterados. Finalmente será la mirada del fotógrafo y su propio estilo quien determine cual será la mejor manera de contarlo, pero debemos tener en cuenta como disparamos la imagen por quien se encuentre en una exposición fotográfica y quiere conocer la realidad de un determinado contexto. Debemos ser lo más próximos a ella posible.

Equipos de vídeo y fotografía

Es contradictorio y poco agradable caminar entre asentamientos con equipos de vídeo y fotografía que normalmente oscilan entre varios miles de euros. Nosotros somos conscientes que debemos de trabajar con equipos cualificados para que respondan en las peores circunstancias, sean duraderos y consigan una buena calidad, entre otras ventajas. Sin embargo, el precio de los equipos y sobre todo, su tamaño, llama la atención a muchos miembros de la comunidad que pueden ser entendidos como una ostentación, falta de tacto.

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Parte del equipo se desplaza a rodar a la comunidad de Wayal, Haití (2013)

La mirada de un fotógrafo en el ámbito de la cooperación debe de estar con la mirada de aquellos que sufren. Los equipos pueden ser un elemento distractor, y debemos de sacarlo cuando la ocasión lo requiera de la manera más cautelosa posible. En cierto modo, es muy importante captar la imagen just in time, por eso, antes de andar con los equipos, puede ser recomendable explicar a la comunidad qué hacemos, por que lo hacemos y para que son las imágenes. Tienen derecho a saberlo.

Mostrarles tu trabajo

El trabajo del fotógrafo en este ámbito está ligado como ningún otro a sus protagonistas. Nos abren las puertas de sus casas, nos muestran su mundo, preocupaciones o carencias con el fin de que nuestro trabajo pueda ayudarles a mejorar su situación. Es bueno mostrarles las fotografías que vamos registrando a ellos mismos u objetos suyos que hemos considerado significativos. En la mayoría de casos son personas que no cuentan con recursos para revelar imágenes, el hecho de poder hacerles llegar alguna copia captada de ellos o de sus familias les supone una gran alegría y una forma también de agradecerles su colaboración.

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Alberto Pla enseña unas fotografías a jóvenes estudiantes en Barada, Mozambique (2012)

En definitiva, fotografiar en este ámbito supone un camino fascinante explorando los rincones más íntimos de las personas. Entre las mayores carencias e injusticias podemos encontrar los gestos más humanos con una dignidad asombrosa. Será la empatía nuestra principal aliada para contar su historia, emocionarnos con ella y poder generar un puente recíproco de solidaridad entre protagonistas y espectadores.

Fotografía niña plano picado extraída de: https://www.flickr.com/groups/latengox5/discuss/72157603863580846/ (Autor: desconocido)

Fotografía hombre plano contra picado extraída de: https://www.flickr.com/photos/bulla/2219643172/ (Autor: Jaime Bulla)

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